En primer lugar quisiera
agradecer a la Agrupación Sudeste del PSOE en Santander su invitación para
abrir esta Jornada sobre un año de los Gobiernos locales, en la que estoy
segura que se hablará del papel de los Ayuntamientos en este momento. Un
debate, no sólo oportuno, sino necesario.
Oportuno porque un año
después de unas elecciones municipales en la que muchos y buenos alcaldes y
alcaldesas socialistas pagaron en las urnas el comprensible malestar ciudadano
por la crisis económica, es un buen momento también para hacer balance de lo
que ha ocurrido a lo largo de estos doce meses.
Y es una jornada necesaria,
porque ahora mismo, los socialistas hemos sido, somos y seremos municipalistas.
Somos un partido de clara vocación municipalista. Creemos en el municipalismo,
porque creemos en las políticas por y para las personas; políticas
cercanas, con especial atención a los problemas y a las necesidades de los
ciudadanos.
El mapa municipal español
cambió radicalmente después de que en 1979 el PSOE entrara a gobernar en la
gran mayoría de las ciudades españolas. En casi todas las importantes, pero
también en los pequeños municipios. Fijaros si el resultado de aquellas
elecciones municipales fue importante que, tras aquel triunfo, solo tres años
después, en 1982, el PSOE ganaba las elecciones generales con mayoría absoluta
y se iniciaba una larga y fructífera etapa de gobierno socialista en España.
Es evidente para quien
quiera analizarlo con objetividad que hay una gran diferencia entre los
ayuntamientos donde hemos gobernado o gobernamos los socialistas y aquellos
otros donde lo ha hecho el Partido Popular.
Todas las grandes ciudades
de Cantabria, menos Santander, que siempre se nos ha resistido, han disfrutado
de largos períodos con alcaldes del PSOE, que han permitido no solo transformar
esos municipios, sino poner el centro de nuestra acción política en los
problemas cotidianos de las personas: en el empleo, en la educación, en la
asistencia social, en la participación activa en los asuntos del municipio, en
el medio ambiente… y en tantas cuestiones fundamentales para construir espacios
accesibles y habitables para todos los ciudadanos y ciudadanas.
Desde Torrelavega a Camargo,
de El Astillero a Santoña, o de Castro Urdiales a Reinosa, si hablamos de las
grandes localidades. Pero también hemos gobernando en municipios pequeños: Val
de San Vicente, Enmedio Ampuero, Suances, Colindres, Santillana, Tresviso,
Rasines, Limpias, Peñarrubia… Incluso en mayo pasado, precisamente cuando peor
pintaban las cosas para nuestro partido, logramos alcaldías que
tradicionalmente han estado en manos de la derecha, como es el caso de
Liérganes.
Es cierto que hemos perdido
alcaldías y concejales. Hemos perdido muy buenos alcaldes y alcaldesas que han
dejado de serlo porque los ciudadanos nos hacían responsables, a todos los
socialistas, al Gobierno de España y a los concejales del más pequeño de los
municipios, de los terribles efectos provocados por la crisis.
¿Y qué hemos hecho los
socialistas en este año? Seguir trabajando para recuperar la confianza de los
ciudadanos. En el año transcurrido desde las elecciones autonómicas y
municipales del 22 de mayo los socialistas hemos llevado a los ayuntamientos
nuestras propuestas e iniciativas, buscando, como siempre, la defensa de los
intereses de los vecinos.
Preocupados siempre por dar
respuesta a las demandas y necesidades de nuestros convecinos. Más aún en una
situación como la actual donde los gobiernos de la derecha, tanto en Cantabria
como en España, intentan cargar sobre las espaldas de los más débiles el mayor
coste de la crisis.
En las corporaciones
municipales, tanto nuestros alcaldes como nuestros concejales, ya sea desde la
oposición o compartiendo gobierno, han defendido, en la medida de sus
posibilidades y en el ámbito de sus competencias, que la crisis no rompiera los
equilibrios sociales, que la solidaridad y la equidad prevalecieran sobre las
políticas insolidarias de la derecha, que están dejando a muchos ciudadanos al
borde de la desesperación.
Llevamos un año de
retrocesos y recortes en Cantabria y casi 7 meses de retrocesos y recortes en
España. Y en este escenario de recortes, el PP ha lanzado el mayor ataque
conocido contra el municipalismo.
Los ayuntamientos han sido
declarados también culpables de la crisis. El Gobierno de Rajoy, incapaz de
solucionar ninguno de los problemas de España, ha decido echar la culpa a los
demás. Culpable es el parado que nos busca trabajo. Culpable es el funcionario
que no trabaja suficiente. Culpable es el dependiente que quiere recibir los
derechos que la ley le da. Culpables son los trabajadores, culpables los
sindicatos, culpables los socialistas, culpables las Comunidades Autónomas… Y
ahora también son culpables los ayuntamientos…
Y nosotros no vamos a asumir
esa culpabilidad, porque no es cierto. Porque lo que hay detrás es un cambio
del modelo territorial que tiene nuestro país. El PP, con la coartada de la
crisis, nos quiere cambiar no solo el modelo social, sino el modelo territorial
de nuestro país.
Que hay Comunidades
Autónomas y Ayuntamientos que no han hecho bien las cosas, por supuesto, pero
tienen nombres y apellidos. No todos los ayuntamientos tienen la deuda mil
millonaria de Madrid o del Ayuntamiento de Santander, donde desde 1979 no ha
gobernado ninguna fuerza política que no fuera de derechas.
Torrelavega, donde los
socialistas hemos gobernado hasta mayo del pasado año, no es una ciudad
endeudada. Por lo tanto, no pueden pagar justos por pecadores.
Con la excusa de la crisis,
el PP quiere revisar a la baja el estado de las autonomías. El argumento es que
gastan mucho y mal. Tienen razón si hablan de Valencia, de Madrid o de Murcia.
Pero ya sabemos quién gobierna en esas comunidades autónomas.
Y ahora quieren cambiar las
reglas del juego en los ayuntamientos. En los pequeños, impidiendo que puedan
seguir haciendo política de cercanía, reduciendo sus márgenes de actuación en
lo económico y en lo político.
No hace tanto tiempo, en la
legislatura pasada, se abrió el debate sobre la segunda descentralización:
competencias autonómicas que podían ser transferidas a los municipios porque
las gestionarían mejor. Como ha ocurrido con la mayor parte de las competencias
transferidas del Estado a las Comunidades Autónomas, que han servido para
prestar los servicios a los ciudadanos en mejores condiciones.
Y ahora, el PP pretende
volver al Estado centralista, ese que algunos añoran, pero que no era mejor, ni
mas barato, ni, por supuesto, más democrático que el actual.
Los socialistas no vamos a
permitir que se prive a los pequeños ayuntamientos de capacidad económica y
decisión política. Vamos a defender el municipalismo, porque esta en nuestro
ADN político, y porque siempre lo hemos hecho.
No vamos a permitir que se
ataque a los pequeños ayuntamientos, donde no es verdad que exista un gasto
desmesurado. Empezando porque la mayoría de los concejales que están en
ellos no cobran y son los representantes de todo el pueblo.
Con la reforma de la Ley de
Bases de Régimen Local el Gobierno del PP nos quiere dar gato por liebre. Claro
que somos partidarios de racionalizar las retribuciones de los
concejales. Pero no mirando a los consistorios de mil habitantes, sino a
otros como los de Madrid, Barcelona o Santander. Es en la capital cántabra
donde con un alcalde del PP, Íñigo de la Serna, hay 14 concejales
liberados, con sueldos que pagamos todos de nuestros impuestos. En un
Ayuntamiento en quiebra, lleno de deudas. Y eso sin contar asesores, directores
generales y otros cargos de libre designación. ¿Racionalizar el gasto? Por
supuesto. Pero mirando en la dirección correcta, aunque no les guste, me
refiero al PP, lo que ven.
Hay que decir alto y claro
que no es cierto que haya miles de concejales cobrando impresionantes sueldos.
Que el 90 por ciento de los ediles no reciben ni un solo euro, sino que son un
batallón de voluntarios de distintas fuerzas políticas, al servicio de los
ciudadanos. Que hacen su trabajo de manera altruista, dejando su ocio y familia
para servir a su pueblo y a sus convecinos.
La reforma de la Ley de
Bases de Régimen Local del PP es un verdadero despropósito, hecho desde un
profundo desconocimiento de la vida municipal. Dice el Gobierno que su
aplicación permitirá ahorrar 3.500 millones de euros. Mienten. La deuda
pública y privada de España está estimada en 800.000 millones de euros. ¿Sabéis
cuál es la de las corporaciones locales? 28.000 millones de euros y, además, en
su mayor parte concentrada en las grandes ciudades.
De hecho, cabe preguntarse
dónde estará el ahorro si los servicios se seguirán prestando desde las
diputaciones, en el caso de Cantabria desde el Gobierno regional, a no ser que
lo que se busque sea la privatización o el desmantelamiento de esos servicios,
sobre todo, en los 7.500 municipios de menos de 20.000 habitantes, que es lo
que está en el fondo de su propuesta.
Lo que busca el PP es dejar
sin determinados servicios a los ciudadanos quitándoles la cercanía existente
entre elector y elegido, algo fundamental en la democracia. No pretende buscar
más eficacia ni ahorrar, sino desmantelar el Estado de Bienestar que prestan
los ayuntamientos o privatizar determinados servicios porque creen haber
visto un buen nicho de negocio. Es lo que están haciendo en las
autonomías y lo que pretenden hacer ahora en el nivel municipal.
Las propuestas del PP están
cargadas de una demagogia sin límite. Recortan dinero, recortan derechos y
ahora quieren recortar el número de concejales para transmitir el sibilino
mensaje de que sobran políticos.
Rajoy intenta trasladar a la
opinión pública que los alcaldes y concejales son los culpables de la crisis,
cuando la inmensa mayoría de ellos, y los que estáis aquí podéis dar fe de
ello, no cobran y sois un verdadero batallón de voluntarios al servicio de
vuestros vecinos.
Lo socialistas estamos
dispuestos a hablar de forma seria, rigurosa y razonable de las retribuciones
de alcaldes y concejales. Pero seamos serios y empecemos por donde se debe
empezar. ¿Ha invitado Rajoy a bajarse el sueldo a las alcaldesas de
Madrid, Ana Botella, o de Valencia, Rita Barberá, o al Alcalde de Pozuelo, que
cobra más que el presidente del Gobierno?
Los socialistas estamos
de acuerdo en regular, en función del número de habitantes y presupuesto,
las retribuciones de los alcaldes y concejales en los ayuntamientos.
Los socialistas estamos
trabajando para modificar el régimen local en España, que data de 1985, que
aunque ha jugado un papel importante, actualmente la coyuntura de los
ayuntamientos cuenta con rasgos distintos, por lo que es necesario acometer una
reforma. Pero no estamos dispuestos a soportar las ocurrencias del PP.
Los socialistas no vamos a
consentir que se culpe a los ayuntamientos de los problemas que tiene este
país.
Los socialistas no vamos a
permitir que se tiren por la borda los esfuerzos que se han hecho en el medio
rural, para equiparar los servicios que reciben los ciudadanos de los núcleos
más alejados con los de las ciudades. Las entidades de carácter
intermedio, como las mancomunidades, son vitales para prestar los servicios a
los pequeños ayuntamientos, han dado excelente resultado y deben mantenerse,
mejorarse y extenderse allí donde todavía no existen.
No podemos volver a que haya
ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda, dependiendo del municipio en que
se vive y de cuál sea su número de habitantes.
Estamos de acuerdo en
delimitar competencias, porque cada administración debe tener claras cuales son
la suyas y evitar que se produzcan duplicidades. Y debe existir la
financiación que haga posible que puedan sufragar los servicios que se prestan.
Desde el PSOE estamos en
contra de propiciar la privatización y el desmantelamiento de los servicios
públicos que prestan los ayuntamientos; y defendemos la necesidad de renovar,
mejorar y modernizar las Entidades Locales desde el pleno convencimiento de que
los ayuntamiento han jugado, tienen que jugar y jugarán un papel clave en el
desarrollo de la convivencia en nuestro país. Se trata de lograr que los
ayuntamientos sigan jugado el papel que les corresponde en el marco
constitucional y democrático. Y ese debe ser nuestro principal objetivo.
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